Rajel es una de nuestras 4 matriarcas. Una de los 4 modelos que la tradición nos regala a partir de los cuales se constituye nuestra identidad. Podemos encontrar su historia, o pistas sobre ella en Bereshit capítulos 29 a 35.
El relato bíblico da cuenta de una hermosa mujer, hija de un hombre malvado y artero, que se enamora de quien viene en búsqueda de esposa, y que elegante y estoicamente cede su lugar a la hermana mayor, para que se case primero y no se vea humillada ante el hecho de quedar soltera siendo la primogénita. Básicamente es la “niña buena”.
Sin embargo, ser la “niña buena” no le reporto los beneficios que se esperarían.
Rajel es estéril. Debe recurrir a diferentes estrategias para concebir o tener hijos, incluyendo por medio del vientre de su sierva Bilha, como hizo Sara antes que ella. Incluso llega a negociar con su hermana una noche con Jacob, el marido de ambas, a cambio de las mandrágoras que se suponían mágicas para concebir (Bereshit 30:14-15).
Cuando finalmente logra concebir, fallece en el parto de su segundo hijo y Jacob decide enterrarla en el camino, y no trasladarla a la tumba familiar, donde se hace trasladar a el mismo y a Lea. Es decir, que Rajel, la esposa amada, queda exiliada del clan en su lugar de descanso.
Los textos a lo largo de la historia han identificado a Rajel con la compasión, la generosidad incondicional, la Madre por excelencia.
Sin embargo, yo quiero detenerme en la otra Rajel, la “niña buena”, la que da todo de si y solo recibe frustración y dolor como recompensa. La que se enoja, se rebela y negocia, para finalmente sentirse vencedora, aunque sea en sus propios términos.
El texto bíblico, sin midrash, sin interpretación masculina, nos presenta a una joven independiente, dueña de su pensamiento y de su rebeldía, quien, pese a ser engañada mantiene la frente en alto, a la usanza de la época y encuentra la manera de defender su lugar y su deseo.
La primer aparición de Rajel habla de su ocupación y no de su belleza. Se la presenta como quien cuida el rebaño de su padre, tarea que podría haber estado a cargo de los hijos de Laban (que aparecen más tarde en el texto). Es decir que se la presenta desde sus capacidades interiores y no desde la imagen exterior, que es la forma habitual de identificar a las mujeres. La Tora no dice que Rajel estuvo de acuerdo con la trampa tendida por su padre y su hermana, y nos cuenta su enojo al no poder concebir (“ Dame hijos, sino estoy muerta” (Bereshit 30:1)). También nos cuenta su actitud desafiante al robarse los ídolos de Laban, así como su tenacidad en la negociación con Lea respecto del amor de Jacob.
La reflexión que me trae la historia de Rajel, nuestra matriarca, es que desde tiempo inmemorial, se educa a las niñas a ser “buenas”, complacientes, obedientes, aun a costa de su propio bienestar físico y emocional y de sus necesidades y deseos.
Se nos educa para ser siempre políticamente correctas y socialmente amorosas, y muy pocas veces se nos permite expresar con honestidad los sentimientos, so pena de ser tachadas de insolentes, rebeldes, “masculinas” o agresivas. Y la supuesta recompensa pocas veces llega a satisfacer el costo.
La invitación de hoy es tomar de Rajel los dos modelos, e integrarlos. Podemos aprender de ella que es posible para todas las niñas, y mujeres ser amables, generosas, compasivas y al mismo tiempo levantar nuestra voz frente a las injusticias, tanto respecto de los demás como de nosotras mismas.
Que podemos defender aquello en que creemos y aquello que deseamos, sin que ello implique dejar de ser amorosas, generosas, amables y compasivas.
Rajel nos enseña que somos inherentemente buenas. No necesitamos ser obedientes, complacientes o sumisas para serlo. Solo necesitamos ser integras y honestas, con nosotras mismas y con nuestro entorno.
At The Well rescata diferentes abordajes de la práctica del Judaísmo. Nuestra comunidad se basa en la antigua sabiduría Judía, adaptando a veces prácticas antiguas para encontrarse con necesidades nuevas o para resonar y apoyar más profundamente con las experiencias de mujeres y personas no binarias. Creemos que la Torá (las sagradas enseñanzas) evolucionan constantemente siempre ayudan a responder las necesidades del momento presente.
B’reishit (Genesis) 29–35, accessed via Chabad.org